Don Hernando Rivera es un tipo bien motero: tiene colección de varias motos y disfruta como nadie el placer de rodar con libertad cada que necesita una dosis de adrenalina. Los años lo han hecho ser consciente de que quizás es hora de irse mudando a algo más cómodo y seguro para su edad: una casa rodante o trailer.

El espíritu aventurero no lo pierde y por eso don Hernando sigue con tristeza por entregar uno de sus bebés más adorados, ese que lo acompañó en grandes rodadas y que le permitió disfrutar de grandes paisajes en Colombia o países cercanos como Perú y Ecuador.

Estamos hablando de una Honda Goldwing modelo 1993, una belleza de la marca con 1.500 cc en su motor y un sistema de suspensión electrónica. Pero, más allá de las especificaciones técnicas, que te las contaremos más adelante, tiene un componente emocional que la hacen para sus dueños “perfecta”.

Daniel, su hijo, reconoce que hay un sentimiento muy fuerte hacia ella: “realmente es una sensación de libertad sin igual y es la herencia de mi padre, que ahora lo tengo (a su papá), pero adelante uno no sabe, y me hubiera gustado dejársela a mis hijos”.

Daniel la presentó en la Feria de las 2 Ruedas celebrada en La Rufina, en Llanogrande. Allí fue donde tuvimos la oportunidad de conocer La Pebeta, el nombre que le dieron a este modelo que adquirieron en el 2014 y que marca la historia de un miembro más de la familia Rivera.

¿Cómo llega a sus manos una Goldwing del 93?

Daniel recuerda que su papá estuvo averiguando por una moto bien potente para rodar y llegó a la Honda Goldwing, que llevaba varios días parada en una finca de El Peñol y que casi sumaba los 10.000 km recorridos, muy pocos para tener 21 años de salida al mercado.

Fue amor a primera vista y una necesidad inevitable de hacerla sonar por las vías de Colombia. De hecho, es tanto el encanto que tan solo le niqueló (pintó de un color aluminio) algunas piezas, pero toda la estructura se conserva, y unas banderas de Argentina que le hacen honor a la patria de la cual tiene ciudadanía don Hernando. Dese allí fueron 33.000 km de caminos y carreteras andadas a una potencia que emociona a vivir la adrenalina al límite.

Incluso, uno de los sueños pendientes de Daniel, don Hernando y La Pebeta fue rodar por la famosa Vía 40, que conecta el norte y el sur de Argentina yendo por todos los paisajes patagónicos: uno de los paraísos para todo motero y toda moto. No obstante, el traslado de una máquina de este nivel era complejo salvo si se recorría todo Latinoamérica.

Esta Honda Goldwing es tan especial que se la han llevado para varios lugares de Colombia, sobre todo el sur del país, y han trascendido a otros cercanos como Ecuador y Perú. Hay que contar que don Hernando vive en Pasto y por eso su facilidad para conocer los encantos del sur al lado de su hermosa Pebeta.

Los componentes que la hacen una máquina

La Pebeta es una moto con características especiales: sistema original de suspensión electrónica, comunicación de radio aficionado, radio reproductora de música, calefacción, reversa, un remolque para llevar todos los elementos de un gran viaje, protector de disco, entre otros lujitos.

Además, es importada y es una versión especial (conoce todo sobre la Golwing 2020: https://motos.honda.com.co/motos-honda/touring/GOLDWING) para los amantes del touring, con un mantenimiento que se le hace más por tiempo que por uso: cada año se le cambia aceite, fluidos y demás revisiones.

En palabras de sus dueños: “La Pebeta es tan especial que, para ser del 93, tiene una tecnología muy moderna”.

Por eso, cuando cuentan que deben venderla para ayudar a la comodidad de Hernando Rivera, hay mucho sentimiento de nostalgia, tristeza y hasta un poco de arrepentimiento. Eso sí, tiene algo claro, La Pebeta hará feliz a su próximo dueño.

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