
Colombia ha experimentado una transformación significativa en materia de seguridad vial, especialmente en lo que respecta a la protección de los motociclistas. La evolución de la normativa en cascos de moto en Colombia: del 2020 al 2025 refleja un esfuerzo sostenido por fortalecer las reglas, mejorar la calidad de los productos en el mercado y fomentar una cultura de prevención que salve vidas.
Este proceso no solo ha implicado la creación de nuevas regulaciones, sino también una transición hacia estándares técnicos más exigentes y una mayor conciencia ciudadana sobre la importancia de utilizar cascos certificados.
A continuación, hablaremos sobre cómo ha sido este camino normativo, qué normas rigen actualmente, cuáles son las responsabilidades de los usuarios y comerciantes, y qué desafíos enfrenta el país de cara al futuro. ¡Acompañanos!
Previo al año 2020, la legislación sobre el uso de cascos en Colombia era limitada y carecía de criterios técnicos específicos. Aunque se exigía que los motociclistas usaran casco, no existían parámetros claros sobre los niveles de protección, la calidad de los materiales o los estándares de fabricación.
En consecuencia, el mercado nacional se llenó de productos sin certificación, muchos de ellos importados de manera informal o elaborados con materiales de baja resistencia. Estos cascos, lejos de garantizar la seguridad del usuario, incrementaban el riesgo de lesiones graves en caso de accidente.
Si bien la Norma Técnica Colombiana (NTC) 4533 ya existía, su aplicación era débil y la fiscalización prácticamente nula. Las autoridades se enfocaban más en verificar si el motociclista llevaba o no el casco, sin considerar si este cumplía con las condiciones mínimas de seguridad. El resultado: una alta tasa de mortalidad y traumatismos severos entre los usuarios de motocicletas, el medio de transporte más utilizado en el país.
El verdadero punto de inflexión llegó en noviembre de 2020, cuando el Ministerio de Transporte expidió la Resolución 23385, una normativa que cambió de manera profunda la relación del motociclista con su casco protector.
Por primera vez, se establecieron condiciones mínimas de uso y características obligatorias, orientadas a garantizar que los cascos realmente cumplieran su función de protección.
Esta norma representó un cambio de paradigma: ya no se trataba únicamente de usar casco, sino de usarlo correctamente y con las condiciones adecuadas. La fiscalización se amplió, y las campañas de educación vial comenzaron a enfatizar el valor del uso responsable del equipo de protección.
En los años siguientes, el país avanzó hacia la consolidación técnica de su marco regulatorio. Entre 2021 y 2022, el ICONTEC ratificó y actualizó la NTC 4533, que establece los requisitos mínimos de seguridad, resistencia e impacto que deben cumplir los cascos de motocicleta comercializados en Colombia.
La norma incluye pruebas exigentes de:
Además, el Ministerio de Transporte reconoció oficialmente la validez de las certificaciones ECE 22.05 (Europa) y DOT/FMVSS 218 (Estados Unidos), equiparando así el estándar nacional con los más altos niveles de exigencia internacional. Este paso permitió que los motociclistas colombianos pudieran acceder a cascos de nivel mundial, con mejor desempeño y protección comprobada.
El año 2023 fue decisivo para la homologación de los cascos en el ámbito internacional. A través de nuevas resoluciones, el Ministerio de Transporte abrió oficialmente el mercado a cascos certificados bajo normas ECE y DOT, fortaleciendo la confianza en los productos y reduciendo la oferta de cascos falsificados.
A partir de ese momento, las autoridades de tránsito comenzaron a verificar de forma más rigurosa que cada casco tuviera su etiqueta visible de certificación. Esta acción se complementó con campañas de sensibilización sobre la importancia de comprar en establecimientos autorizados.
Durante el 2024, el enfoque principal se centró en la educación y la cultura de la seguridad vial. La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), junto con las autoridades regionales, impulsó campañas de concienciación dirigidas a motociclistas, conductores y comerciantes.
El mensaje era claro: no basta con portar un casco, hay que usarlo correctamente. Esto implica llevarlo bien ajustado, con el sistema de retención abrochado y asegurarse de que no tenga fisuras, abolladuras o elementos deteriorados.
Asimismo, se intensificaron los operativos de control para detectar cascos falsificados o con certificaciones adulteradas. Las sanciones se aplicaron tanto a los usuarios como a los vendedores, marcando un precedente en la lucha contra la informalidad.
En 2025, Colombia dio un paso más hacia la excelencia técnica al adoptar progresivamente la norma ECE 22.06, la actualización más reciente del estándar europeo.
Esta versión introduce pruebas adicionales, incluyendo impactos en nuevos puntos del casco, simulaciones con accesorios como intercomunicadores y ensayos bajo diversas condiciones ambientales, garantizando así un nivel superior de protección.
Además, se avanza en la implementación de un sistema de trazabilidad digital que permitirá a consumidores y autoridades verificar en línea la autenticidad de los cascos, desde el punto de venta hasta su distribución. Este mecanismo busca erradicar definitivamente el mercado de productos falsificados y promover la transparencia en la cadena comercial.
Hoy, los cascos válidos para circular en territorio colombiano deben cumplir con al menos una de las siguientes certificaciones:
Cada casco debe portar una etiqueta o grabado visible de certificación, preferiblemente en el interior, que permita verificar su autenticidad y cumplimiento normativo.
Para los comerciantes e importadores:
Según el Código Nacional de Tránsito, circular sin casco o con un casco no certificado conlleva una multa equivalente a 15 salarios mínimos diarios legales vigentes (alrededor de $650.000 COP en 2025) y la inmovilización del vehículo.
Por su parte, los comerciantes que vendan cascos sin certificación o falsificados pueden enfrentar sanciones impuestas por la Superintendencia de Industria y Comercio, incluyendo multas económicas y la confiscación de los productos ilegales.
La evolución de la normativa en cascos de moto en Colombia: del 2020 al 2025 demuestra un progreso tangible hacia la modernización y profesionalización de la seguridad vial. El país ha pasado de normas generales y poco exigentes a regulaciones técnicas alineadas con los estándares internacionales más rigurosos.
Hoy, los motociclistas colombianos cuentan con mejores herramientas para proteger su vida, mientras el Estado avanza en control, educación y tecnología.
El gran reto para los próximos años será mantener el equilibrio entre fiscalización, pedagogía y accesibilidad, asegurando que todos los motociclistas, sin importar su nivel socioeconómico, puedan acceder a cascos certificados, de calidad y a precios justos.
De esta manera, Colombia continúa consolidando una cultura vial responsable, donde la protección del motociclista es prioridad y la seguridad en las vías se convierte en un compromiso colectivo.
Esperamos que toda la información aquí plasmada te haya sido de ayuda y ahora tengas más claro todo el tema sobre el tema de la normativa en cascos de motos en Colombia.